Por Raúl Mendoza
EEUU, sin miedo al cambio climático
•
Estados Unidos tiene el 4% de la población mundial y es responsable del
20% de emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo. Sin
embargo no ha ratificado el Protocolo de Kyoto. Se comprometió a
reducir el 6% de sus emisiones, pero estas aumentaron más del 15% –con
respecto a 1990– durante el gobierno de George W. Bush. ¿Cuáles son sus
industrias más contaminantes? La metalúrgica y las centrales
eléctricas. Además empresas norteamericanas operan en todo el mundo, en
muchos rubros industriales, con distintos estándares de contaminación
según el país.
La ciudad norteamericana más contaminada es
Pittsburg, conocida como ‘la ciudad del acero’. El año pasado superó a
Los Ángeles, aunque esta ciudad sigue siendo la líder mundial en
emisión de gases de efecto invernadero y la que más daño causa a la
capa de ozono. La contribución individual al calentamiento también es
grande: cada norteamericano contamina el doble que un europeo. Esto
se debe al elevado gasto de electricidad y el altísimo número de
vehículos que circulan en las ciudades norteamericanas. Ahora que en
diciembre próximo se realizará la cumbre mundial sobre calentamiento
global en Copenhague, su posición no ha cambiado. “Había expectativa
por el nuevo enfoque que Barack Obama podía tener. Esta cumbre podría
ser la oportunidad para un compromiso global renovado, justo y
vinculante, pero parece que no va a ser así”, dice Francesco Boeren,
director regional de Oxfam, organización que sigue el tema. En
Copenhague se esperaba lograr un compromiso concreto que reemplazara a
Kyoto, pero EEUU y otros países desarrollados no quieren asumir
compromisos.
China, el gigante contaminador
• China es
un país-continente que inició su despegue industrial hace un par de
décadas y ahora no está dispuesta a detenerse a pesar de que
‘contribuye’ con el 17% de la contaminación global. Además, no está
obligada a reducir emisiones por ser un país en desarrollo. Entre sus
argumentos para evitar compromisos también señala que si se mide la
contaminación per cápita, no estaría entre los que más contaminan.
Entre
sus industrias más contaminantes están los complejos industriales
procesadores de carbón y la industria papelera. La ciudad de Linfen, la
principal meca de la industria del carbón del país, es acaso la más
contaminada del planeta. Allí el aire registra óxido de carbono,
arsénico y plomo en dosis mortales para la salud de sus habitantes. En
otras zonas, como el delta del río Perla, donde se produce el 20% del
PBI chino, hay industria diversa: zapatos, juguetes, textiles, y la
contaminación es enorme. Green Peace encontró un cóctel químico de
varias sustancias en las aguas del río. En general la industria china
carece de altos estándares ambientales por su rápida industrialización,
que no ha ido aparejada con una regulación adecuada. No obstante, ha
sido junto con Estados Unidos uno de los países que menos compromisos
concretos prometen para Copenhague 2009. Una reciente visita de Barack
Obama a China solo dejó como saldo la posibilidad de aguardar otra
reunión cumbre para arribar a acuerdos sobre el cambio climático.
Rusia, forzado a reducir emisiones
•
La crisis mundial y su propia dinámica económica le jugaron una mala
pasada a Rusia. Su industria se vio afectada, por lo que debió aminorar
su producción y ello ocasionó que redujera sus emisiones superando los
compromisos de Kyoto. Actualmente emite el 5.7% de los gases de efecto
invernadero globales. Sin embargo, esa reducción ha sido forzada por
las circunstancias, no por su compromiso con el medio ambiente. Demoró
hasta el 2004 para firmar el protocolo y tres ciudades rusas figuran en
la lista de las 10 ciudades más contaminadas del mundo: Dzerzhinsk,
Norilsk y Rudnaya Pristan. Las fábricas de armamento, de productos
químicos, el petróleo y las minas de donde se extraen diversos metales
son la contribución rusa al cambio climático.
Un informe de la
BBC indicaba que en el 2005 sus emisiones se habían reducido un 35% con
relación a 1990. Por eso se vería beneficiado con el nuevo ‘mercado
verde’ que se alista para el futuro: podría vender su cupo de emisiones
“no usadas” a los países en desarrollo que necesitan emitir más gases
de lo que está permitido bajo Kyoto.
La India, afectado por su crecimiento
•
El siempre enigmatico país hindú se encuentra en una encrucijada.
Contribuye al calentamiento global con el 5% de emisiones y no puede
detenerse porque, como China, cada vez se industrializa más y está
creciendo a un ritmo de 9% anual. Además tampoco está obligado a
reducir emisiones porque es un país en desarrollo. Sin embargo, será
una víctima del calentamiento: tiene zonas proclives a los desastres y
poblaciones por debajo de la línea de pobreza que sufrirán las
consecuencias.
Los controles medioambientales por el momento
no son una prioridad. Un dato: la ciudad de Ranipet, la meca de las
plantas químicas en el país, es una especie de versión potenciada de La
Oroya, en el Perú. Los complejos industriales que funcionaban ahí han
dejado alrededor de un millón y medio de toneladas de residuos durante
los últimos veinte años. La esperanza de vida de los adultos apenas
alcanza los 40 años. Se estima que –a pesar de que su gobierno no
brinda cifras sobre sus emisiones– tras refrendar el protocolo de Kyoto
la India no disminuyó sino que aumentó sus emisiones un 50% más que lo
emitido en 1990.
Japón, contaminador silencioso
•
Actualmente Japón emite el 4.3% de los gases contaminantes en el mundo.
Ha sido uno de los principales promotores del protocolo de Kyoto, pero
no ha logrado reducir sus niveles de emisión. El gran tema de la
contaminación en Japón es el tratamiento de los residuos industriales
generados por sus fábricas, debido a sus limitaciones territoriales. En
los 90 tuvo que encarar un alto índice de contaminación de personas por
‘dioxinas’ –gases provocados por la incineración de basura industrial–
al mismo tiempo que contaminaba el medio ambiente. Por ello hoy tiene
los más altos índices de reciclaje en el mundo.
De los países
que más contaminan, Japón es el único que propuso una meta: reducir en
un 50% las emisiones de gases industriales de aquí al 2050. Justamente
una propuesta parecida se verá en Copenhague 2009. Antes de eso se han
realizado varias reuniones preparatorias –Bangkok, Barcelona– a fin de
lograr compromisos, pero no se ha logrado nada hasta ahora. Los países
industrializados piden más tiempo para discutir el problema.
Cifras
2,530 millones de toneladas de dióxido de carbono emite Estados Unidos a la atmósfera anualmente.
150 mil millones de dólares deberían recibir los países en desarrollo de los desarrollados para adaptarse al cambio.
26 millones de personas se han visto obligadas a desplazarse como resultado del cambio climático, según Oxfam.
COPENHAGUE 2009
En
la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático se
verán dos temas: 1) la propuesta de que los países industrializados
reduzcan el 40% de sus emisiones al 2020 y el 80% al 2050, a fin de que
la temperatura global no suba más de 2 grados. 2) El compromiso de los
países industrializados de resarcir a los países en desarrollo por el
daño que estos sufren por emisiones que ellos no provocan. El Perú, por
ejemplo, uno de los países en mayor peligro, produce solo el 0.4 de
gases de efecto invernadero, sobre todo por deforestación. En las
reuniones, sin embargo, los países desarrollados no han mostrado
predisposición a lograr acuerdos concretos. Si no se logra mantener el
clima en los estándares actuales, está probado que habrá sequías,
desglaciación, inundaciones y otros desastres.
Fuente Revista Domingo - Diario La República